Por ello, resulta infértil discurrir sobre los grados de intensidad del amor filial, hecho que angustiaba tanto a Nobuyo. Es una futilidad aspirar a cuantificar si se quiere más a la familia que nos ha sido dada, arbitrariamente, o a la que elegimos, llegando a ella mucho después de nacidos. Para un niño de la edad de Yuri o Shota, cualquiera puede ser familia si les tratan afectiva y respetuosamente… cualquiera. Hasta un ladrón.
Read MoreHa sido mi intención, al homenajear tanto el carácter circular de su condena como el cruel instrumento que fue forzado a utilizar para cumplirla (y no cumplirla a la vez), la que me ha llevado a invertir el orden de los factores nominales que bautizan el proyecto. Nótese entonces la preponderancia de esas flechas que se esfuerzan por devenir ideogramas.
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